Antes de la actividad deja que tu perro haga sus necesidades. Si el perro está ansioso por hacer pipi o evacuar, no atenderá a la actividad, dará tirones, etc. Dale primero unos minutos para él, y luego comienza la actividad en serio.
Ir progresivamente. Siempre va a ser más fácil para tu perro y para ti comenzar las actividades en tiempos o distancias más cortas e irlas aumentando progresivamente. Tenemos que tener en cuenta las condiciones particulares de nuestra mascota para adaptarnos a ella: si es más o menos resistente físicamente, el estado de sus almohadillas, si está enfermo, etc. Un veterinario siempre nos podrá ayudar si lo necesitamos.
Tener paciencia. Si al principio nuestro perro no se comporta en la actividad como nos gustaría, ¡no pierdas la paciencia!. Es algo nuevo para él, trátale con cariño y firmeza y poco a poco verás la mejoría.
Cuando acabe la actividad, ¡dale un premio!. Puedes darle galletitas de perro, o una barrita masticable anticarro, por ejemplo. Así, tu mascota asociará la actividad a que luego hay algo positivo y fomentará su interés por hacerla.
Si durante la actividad lo hace bien, ¡díselo!. Los perros tienen comportamientos asociativos, así que si cuando hace algo que nos gusta se lo decimos, le reforzamos ese comportamiento. Si lo hace mal, hay que corregirle en el momento, ¡si es después de unos segundos ya no sirve de nada!
Ten siempre agua a disposición de tu mascota. Dependiendo del esfuerzo que vayamos a hacer, hay que contar con que nuestro perro tendrá sed. Existen botellas de agua con cuenco incorporado ideales para estos casos.
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