¡Aprovecha para acariciar a tu perro cuando estéis relajados!. Por ejemplo, si estás viendo la tele y tu perro está junto a ti. Está demostrado que darle muestras de cariño a nuestra mascota aumenta tanto en el humano como en el perro los niveles de una hormona llamada oxitocina, que baja la presión arterial y reduce los niveles de estrés, por lo que demostrarle afecto a nuestra mascota no solo es gratificante sino que es bueno para la salud!
Cuando nuestro perro tiene una actitud incorrecta, a veces lo mejor es ignorarlo. Matizando, está claro que si, por ejemplo, vamos de paseo y nuestro perro pega un tirón de la correa, debemos corregirle, pero hay veces en que nuestro amigo peludo intenta llamar la atención portándose regular…, como levantando las patas delanteras y poniéndolas en el pecho, cogiendo una zapatilla..., en estos casos, debemos tener en cuenta dos cosas: la primera, que el perro percibe muy bien nuestro lenguaje corporal, y la segunda, que para él cualquier tipo de atención, aunque sea negativa, supone una recompensa. Por tanto, en esos casos da buen resultado cruzarse de brazos y darle la espalda sin decirle nada, ¡por más que nos cueste!
Mantengamos un horario fijo para nuestro perro. Los perros son animales de costumbres, les gusta seguir una rutina diaria. Así, querrán salir a la calle, comer, etc., más o menos a la misma hora siempre. Lo ideal es que nosotros impongamos el horario al perro, y no al revés; con esto lograremos que el perro se acostumbre a hacer sus necesidades a una hora determinada, y, como "sabrá" que saldrá a la calle, será más difícil que evacúe dentro de casa.
Enseñar a jugar a nuestro perro. Aunque parezca raro, es necesario que nuestro perro aprenda a jugar con los humanos, ya que no tenemos ni la misma fortaleza física ni la misma manera de pensar. Por ello, es recomendable tener en cuenta varios aspectos de seguridad: enseñarle a dejar los objetos (si jugamos al cobro); evitar tirones bruscos o muy fuertes si jugamos a algun juego de fuerza ( Ej:tira y afloja); tener los juguetes a una altura que el perro llegue sin dificultad, que no tenga que saltar para quitárnoslo; usar juguetes de un tamaño acorde con el tamaño de nuestro perro y que estén en buen estado; realizar sesiones cortas y frecuentes de juego; no forzar el luego, el perro debe disfrutarlo ( también se puede usar a modo de premio).