Llevar objetos que sean conocidos: ya que nuestro perro va a sufrir un cambio de ambiente, el hecho de llevar juguetes, manta, cojín, comedero, etc. que el resulten familiares, puede ayudar a que la experiencia sea más llevadera.
Cuidar su alimentación: los cambios de ambiente pueden afectar al aparato digestivo de nuestro perro, por eso es muy importante llevarnos el tipo de alimento que habitualmente come nuestra mascota. Para preveer un posible vómito durante el propio trayecto, si éste va a durar menos de 10 horas es mejor no darle de comer hasta llegar al destino. También, si esto no es posible, se puede solicitar al veterinario un sedante o antiemético para prevenir el mareo y la fatiga.
Darle de beber: cada dos horas es conveniente dar de beber a nuestro perro para evitar que se deshidrate, especialmente si hace calor.
Que estire las patas: nuestra mascota nos agradecerá que, si vamos en coche, cada dos horas, le saquemos para pasear un poco y hacer sus necesidades. ¡Ojo en las gasolineras! ¡Llevar al perro con correa para evitar atropellos!.
Tener localizado un veterinario en destino: saber de antemano la localización y teléfono de un veterinario en nuestro destino nos será de gran utilidad en caso de que nos hiciera falta.
Para prevenir que nuestro perro se pierda, ya que si no conoce el lugar es fácil que se desoriente, podemos preveerlo llevándolo siempre con correa, al menos al principio de nuestra estancia. En cualquier caso, es recomendable que lleve una chapita con nuestro contacto y/o el lugar donde estamos alojados, para facilitar su vuelta en caso de que se perdiera y alguien lo encontrara. Esto podría evitar que nuestras vacaciones se arruinen.
Si utilizamos un transportin, elegir el tamaño adecuado. Para escoger bien la talla del transportin que mejor le va a tu perro, deberemos medir a nuestra mascota, ya que el transportin debe permitir que el perro se ponga de pie sin tocar el techo, que gire con facilidad y que se tumbre de forma natural.