CÓMO LLEGAR: En el km.5 de la carretera SE-7102 ( Constantina – San Nicolás del Puerto), tomar el desvío hacia el poblado del Cerro del Hierro y al llegar al paso a nivel, seguir por el carril asfaltado de la derecha que une el poblado con las Casas de los Ingleses, punto de inicio del sendero.
El Cerro del Hierro es un lugar sorprendente, un auténtico monumento natural (y está declarado como tal), cuya fisonomía ha sido determinada por una vieja explotación minera.
Llegando por la carretera al poblado minero, giraremos a la derecha frente al mismo, para dirigirnos hacia los aparcamientos señalizados. Dejando atrás la Casa de los Ingleses llegaremos al punto de inicio del sendero. Desde aquí ya tenemos una interesante panorámica del cerro, por ejemplo, el gran hueco que vemos entre donde estamos y los afloramientos calizos, que es una de las cortas realizadas para la extracción e mineral.
Seguimos las flechas indicadoras que nos introducen en el sendero, que no debemos dejar en ningún momento. Al momento encontramos una bifurcación, que es el punto de encuentro del circuito que vamos a realizar. Tomamos la derecha. Observamos distintos vestigios de la explotación minera y cuando hemos recorrido unos trescientos metros nos vemos transitando una pasarela entre dos cortas mineras. Continuamos con cuidado de no salirnos del sendero señalizado, hasta que llegamos a una bifurcación. El camino de la izquierda, que lleva al viejo polvorín, lo descartamos, continuando por el de la derecha. Unos metros antes hemos podido ver una casilla semiderruida justo después de una curva.
Un poco más adelante pasamos por un pequeño túnel o arco de roca, que nos sitúa ante una gran explanada. A la derecha se encuentra un mirador con una baranda protectora que nos permite observar otra de las cortas de la mina, y también algunas galerías y un gran hueco, también llamado Cueva de los Ocres, que nos muestran que no sólo se extraía el mineral a cielo abierto.
Más adelante encontraremos otro pequeño mirador hacia una de las cortas que se suceden entre una maraña de caminos. Tras un nuevo pasillo entre rocas, realizamos una bajada a través de una escalera de madera. Poco a poco abandonamos la mina, pero antes llegamos a un punto con una nueva vista que no podrá dejarnos indiferentes, por las formas caprichosas que descubrimos en el modelado kárstico del roquedo. Nos alejamos de la mina, viendo a nuestra izquierda una impresionante panorámica del paraje que hemos visitado. Una suave bajada nos devolverá al punto de partida.
Fuente: "REDIAM"
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