CÓMO LLEGAR: Por Galaroza pasa la carretera N433 (Sevilla – Lisboa), cerca de su cruce con la N435 ( Badajoz – Huelva). De la travesía del pueblo de la N-433 sale el sendero junto a las antiguas instalaciones de la empresa Santa Teresa de Electricidad.
Estamos, sin duda, ante una de las rutas más concurridas del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche. El sendero une dos poblaciones incluidas en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como centros históricos, Galaroza y Castaño del Robledo, discurriendo por parajes con igual valor patrimonial, tanto natural como cultural. Paisajes frondosos por doquier, aún más en las riberas a las que nos acercaremos.
Aunque el sendero pueda hacerse en ambas direcciones, consideraremos ahora la parte de Galaroza, en la carretera Sevilla – Lisboa (N-433) junto a las antiguas instalaciones de la empresa Santa Teresa de Electricidad.
De Galaroza a Castaño del Robledo, la dificultad es media , ya que tiende a ir cuesta arriba. De Castaño del Robledo a Galaroza, la dificultad es baja, ya que tiende a ir cuesta abajo.
Tras unos huertos en los que podremos observar algunos robles melojos, avanzaremos entre altas tapias, hacia el suroeste, para encontrar a menos de medio kilómetro el río Múrtigas, que cruzaremos. El ambiente es umbrío y húmedo en este primer tramo, lo que se refleja en el tapiz vegetal que nos envuelve, formado por helechos u ombligos de Venus entre las piedras, y rusco o durillo a los lados del camino).
Nos acercaremos a la Ribera de Jabugo, que desemboca en el Múrtigas muy cerca de donde lo cruzamos, y atravesamos otro pequeño arroyo tributario de ambos, por un pequeño puente de cemento. La vegetación de ribera, con chopos y sauces como protagonistas, marca aquí el paisaje.
Avanzaremos hacia el sur, en paralelo a la Rivera de Jabugo, que nos acompañará a nuestra derecha buena parte del camino. Al otro lado de la misma discurre próxima la carretera N-435 hacia Zalamea la Real.
Los árboles abundan, chopos y castaños hacia el río, alcornoques a nuestra izquierda. Los pajarillos lo agradecen, y no nos resultará difícil ver o escuchar a petirrojos, jilgueros, verdecillos o escribanos, especialmente alrededor de huertas, o carboneros, arrendajos o trepadores en entornos boscosos. Con suerte sentiremos picos picapinos martilleando troncos o el bello martín pescador en el río.
Cuando ya llevamos caminado unos dos kilómetros encontraremos restos de una lieva o antigua acequia que derivaba agua del río hacia huertos, molinos o pequeñas minicentrales eléctricas. El camino se acerca al río, dándonos la oportunidad de distinguir entre su fronda avellanos y fresnos, además de los chopos. Es una zona más abierta en la que cruzaremos el río por un pequeño puente. Al otro lado, dejaremos a nuestra derecha un camino que lleva a Jabugo.
Pasaremos otro cruce tomando a la izquierda para atravesar de nuevo el río, esta vez sin puente. Ahora veremos alisos entre la arboleda. Continuaremos junto a la ribera hasta toparnos con la vereda de Cortegana a Castaño, una antigua vía pecuaria, que tomaremos a la izquierda. Nos alejaremos del río remontando la ladera en dirección este. La subida es bastante empinada, con tramos de escaleras de piedra.
A medida que nos acercamos a Castaño del Robledo la pendiente se suaviza, el camino se ensancha y las huertas son más extensas. Entre el barrio de El Calvario y la fábrica de embutidos llegaremos a la carretera que lleva, a la izquierda, a Fuenteheridos, donde finaliza el sendero. Cruzando la carretera entraremos en Castaño del Robledo, que, con seguridad, no defraudará las expectativas que hayamos puesto en su visita.
Fuente: REDIAM
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